Estudio Biblico
¿CON QUÉ ACTITUD ENFRENTO JESÚS SU PROPÓSITO DE VIDA?
“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén” Lc 9:51(DHH)
Como a Jesús, a nosotros también nos llega un momento en que nos vemos enfrentados a nuestro propósito de vida y es ahí en que debemos de pensar de qué manera lo vamos a afrontar, con que actitud lo vamos a asumir.
Este momento decisivo nos puede llegar cuando recién salimos del colegio y tenemos que elegir qué carrera estudiar, cuando salimos de la universidad y debemos de enfrentar la vida profesional, o nos puede llegar en cualquier otro momento de la vida, dicho sea de paso; cada vez que se cierra un ciclo en la vida y se abre otro, nos enfrentamos nuevamente a nuestro propósito.
Precisamente es de esto que nos habla Lucas en este pasaje acerca de Jesús, en el evangelio que escribe se ha propuesto narrar su vida, después de contarnos los preparativos para su ministerio hasta el capítulo 4:13 y de narrarnos su ministerio en Galilea, ahora nos cuenta que había llegado el tiempo en que Jesús debía de ser recibido arriba, es decir, de su ascensión, pero eso implicaba ir a Jerusalén para cumplir con el propósito de su vida: Morir allí por todos nosotros.
¿Qué hizo Jesús cuando le toco enfrentar el propósito de su vida? El texto nos cuenta que: “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (RV60) y también como lo dice la versión DHH: “emprendió con valor su viaje a Jerusalén”.
La palabra original con la cual se describe la actitud que vemos en Jesús cuando llego el momento de enfrentar su propósito es: sterizo, la cual traduce: Fijar firmemente, volverse resueltamente en cierta dirección.
El propósito que tuvo que enfrentar Jesús fue doloroso, y eso lo sabemos, pero también sabemos que en el momento de afrontar el nuestro también nos encontramos atemorizados, preocupados por las implicaciones que tiene asumirlo y hasta enfrentados al dolor…
Pero aun en medio de todo esto nuestro Señor Jesús nos ha dejado su ejemplo para que como él fijemos firmemente nuestro rostro, lo enfrentemos resueltamente, emprendamos con valor nuestro viaje a nuestro propósito de vida, teniendo siempre la esperanza que como a él, nuestro padre celestial estará ayudándonos.