Comentario de Matthew Henry | Deuteronomio 9:7-29 | 0 | 1490
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Comentario Deuteronomio 9:7-29. Moisés recuerda a los israelitas sus rebeliones. - Deuteronomio 9:7-29

Estudio Biblico

Vv. 7—29. Para que los israelitas no tuvieran ninguna propensión a pensar que Dios los trajo a
Canaán por su justicia propia, Moisés muestra qué milagro de misericordia fue que no hubieran sido
destruidos en el desierto. Bueno es que recordemos frecuentemente nuestros pecados anteriores,
contra nosotros mismos, con pena y vergüenza, para que podamos ver cuánto debemos a la libre
gracia, y para que humildemente reconozcamos que nunca merecimos nada sino ira y maldición de
la mano de Dios. Porque tan intensa es nuestra tendencia al orgullo, que se introducirá bajo una u
otra apariencia. Estamos listos para fantasear que nuestra justicia nos consiguió el favor especial del
Señor, aunque, en realidad, nuestra maldad es más clara que nuestra debilidad. Pero cuando la
historia secreta de la vida de cada hombre sea expuesta en el día del juicio, todo el mundo resultará
culpable ante Dios. —Hay Uno en el presente que aboga por nosotros ante el trono de la gracia, Uno
que no sólo ayunó sino que murió en la cruz por nuestros pecados; por medio del cual podemos
acercarnos, aunque pecadores condenados por nuestra culpa, e implorar la misericordia no merecida
y la vida eterna como dádiva de Dios en Él. Demos toda la victoria, toda la gloria y toda la alabanza
al único que trae la salvación.

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PASAJE BIBLICO

Deuteronomio 9
9:7 Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová.

9:8 En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros.

9:9 Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua;

9:10 y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.

9:11 Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.

9:12 Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición.

9:13 Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz.

9:14 Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos.

9:15 Y volví y descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos.

9:16 Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado.

9:17 Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos.

9:18 Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo.

9:19 Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez.

9:20 Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces.

9:21 Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.

9:22 También en Tabera, en Masah y en Kibrot-hataava provocasteis a ira a Jehová.

9:23 Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea, diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz.

9:24 Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco.

9:25 Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir.

9:26 Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa.

9:27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado,

9:28 no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto.

9:29 Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

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