Estudio Biblico
MAS TÚ, JEHOVÁ, ERES ESCUDO ALREDEDOR DE MÍ; MI GLORIA, Y EL QUE LEVANTA MI CABEZA.
Si quieres que Dios sea y/o siga siendo escudo alrededor de ti, tu gloria y el que levanta tu cabeza continua con nosotros leyendo este salmo.
El salmo de hoy, el salmo tres es una composición basada en un hecho de la vida real, es un clamor del Rey David, cuando huía de Jerusalén porque su hijo Absalón lo perseguía con mucha gente más. Pero ¿Por qué paso esto? La mayoría sabemos que el rey David adultero y asesino 2 Sam 12.11-12, 16: 22, esto vino como una consecuencia de su pecado. Así que en este salmo vemos a un hombre menos o más pecador que nosotros, pero al fin al cabo como un pecador que necesita a Dios como salvador.
En la manera como está compuesto el salmo, vemos a David que ante las asechanzas que sus enemigos han hecho contra él, clama como un soldado pidiendo salvación, creyendo que Dios es como un escudo que lo cubre todo, y que él es quien puede levantarle su cabeza para concederle la victoria. En su clamor dice que sus enemigos se han levantado, pero ve a Dios que viene en su auxilio para salvarlo, ante la actitud de ellos de creer que no hay dios que lo salve, el Salmista clama al verdadero Dios, y aunque son muchos, Dios lo salva.
Amparado en Dios, a pesar que los conflictos seguían, se siente tranquilo para acostarse, dormir y levantarse porque cree que Dios lo sustenta y por ello no le teme a sus enemigos. Por todo lo que experimenta en su vida, concluye que a pesar de ser pecador, Dios lo salva.
Nuestra vida también es un hecho de la vida real, y en nuestra vida real, cometemos pecados contra nuestros familiares, amigos, nosotros mismos y contra Dios, pecados que nos llevan a vivir las consecuencias de dichos actos. Esto hace que estemos con el ánimo por el piso, creyendo que no hay salida, pero, este salmo nos da la buena noticia de que a pesar de las consecuencias Dios nos salva; nos perdona y como lo hizo con David, nos restaura, permitiéndonos acercarnos a él, dormir tranquilos y sin temor.
Ante esta buena noticia de Dios como salvador en nuestra vida real, junto a David cantémosle:”.. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza…”
3:2 Muchos son los que dicen de mí:No hay para él salvación en Dios. Selah
3:3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
3:4 Con mi voz clamé a Jehová,Y él me respondió desde su monte santo. Selah
3:5 Yo me acosté y dormí,Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
3:6 No temeré a diez millares de gente,Que pusieren sitio contra mí.
3:7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;Los dientes de los perversos quebrantaste.
3:8 La salvación es de Jehová;Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah