Estudio Biblico
¿CUAL ES NUESTRA ACTITUD HACIA JESÚS?
“La salvación está en el cine” así decía el eslogan del último festival de Cine de Santafé de Antioquia, donde el tema era: El tiempo de las Distopías; concepto que habla de lo contrario a la utopía, a lo ideal. Así las películas que fuimos a ver hablaban del tiempo de las sociedades dictatoriales y otras, que aunque sueñan con ser mejores terminan siendo todo lo contrario.
Acompáñanos a ver una escena de la “película” de la vida de Jesús, cuando el Espíritu Santo mueve a Simeón para ir al templo y en la que él puede ver que la utopía si es posible porque: “la salvación está en Jesús”.
Lucas nos cuenta en el pasaje del capítulo 2:21 al 35 que cuando se cumplió el tiempo de presentar al niño Jesús según el rito de la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo trajeron a Jerusalén. Ya estando allí, el Espíritu Santo movió a Simeón para que fuera al templo a ver en Jesús el cumplimiento de la promesa del salvador que Dios le había prometido a él y al resto del pueblo de Israel.
Al verlo y tomarlo en sus brazos, Simeón se alegra y adora a Dios por permitirle ver cumplido en él niño Jesús el propósito de ellos como nación: Ser instrumentos de Dios para salvación a las naciones de la tierra. Siendo Jesús la única luz para toda la humanidad, las personas al creer en el decidían por la vida, o morirían si tomaban la actitud de rechazarlo.
Hoy es posible que se repita esta escena en cada uno de nosotros, dependiendo de la actitud que tomemos hacia Jesús. Podemos tomar la de Simeón, creyendo que la salvación está en Jesús, por el cual Dios traerá utopía; luz a nuestras vidas. O podemos rechazarlo, conformándonos así al tiempo de las Distopías, en el que reina la oscuridad, la desesperanza y la muerte.
2:22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
2:23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor),
2:24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
2:26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.
2:27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,
2:28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
2:29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;
2:30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
2:31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
2:32 Luz para revelación a los gentiles,Y gloria de tu pueblo Israel.
2:33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.
2:34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha
2:35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.