En nuestras relaciones con nuestros padres u otras personas, es posible que hayamos tenido que comportarnos de cierta manera para ganarnos su amor, pero el amor de Dios no es así. Su amor se ofrece gratuitamente a todos los que lo reciben por fe.
Aunque Dios se enoja con el pecado, la iniquidad y la maldad, no es un Dios enojado. ¡Dios odia el pecado, pero ama a los pecadores! Él es “bueno y está listo para perdonar”. Él es abundante en misericordia y lleno de bondad amorosa.
Dios nunca se dará por vencido con nosotros y continuará trabajando con nosotros para lograr un cambio positivo en nuestras vidas. Dios nunca deja de amarnos ni por un segundo. Él se encuentra con nosotros justo donde estamos y nos ayuda a llegar a donde necesitamos estar
Vv. 1—7. Nuestra pobreza y miseria, cuando se sienten, son un poderoso argumento a nuestro favor ante el trono de la gracia. La mejor autopreservación es encomendarnos al cuidado de Dios. Yo soy uno que tú favoreces, uno que has apartado para ti y has hecho partícipe de la gracia que santifica. Gran aliento para orar es sentir que hemos recibido la gracia de Dios que convierte, que hemos aprendido a confiar en Él y a ser sus siervos. —Podemos esperar consuelo de Dios cuando mantenemos nuest... Ver Mas
PASAJE BIBLICO
Salmos 86
86:5 Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.