Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. —Salmos 5:3
Para escuchar la voz de Dios, es necesario encontrar tiempos justos para estar quietos. Esta es una parte importante de vivir en estrecha comunión con Dios. Así es como reconoces la dirección de Dios en tu vida. Un estilo de vida ocupado, apresurado, frenético y estresante hace que sea muy difícil escuchar al Señor.
Si tienes hambre de percibir la voz de Dios, encuentra un lugar para estar en silencio ante Él. Quédate a solas con Él y dile que lo necesitas y quieres que te enseñe cómo recibir su guía y dirección. Pídele que te diga lo que tiene para tu vida y lo que Él quiere que hagas ese día. Luego te animo a hacer esto: Tómate el tiempo para escuchar.
Incluso si no siente un impulso inmediato en tu espíritu, Dios promete que si lo buscas, lo encontrarás (Jeremías 29:13). Recibirás una palabra de Dios. Él te guiará por un conocimiento interior, por el sentido común, por la sabiduría o por la paz. Y cada vez, sin importar cómo te guíe, Su dirección siempre estará alineada con Su Palabra.
Descubrí que Dios no siempre nos habla de inmediato o necesariamente durante nuestro tiempo de oración. Él puede terminar hablándote dos días después mientras estás haciendo algo que no tiene ninguna relación. Aunque puede que no esté en nuestro tiempo, Dios nos hablará y nos hará saber el camino que debemos tomar.
Escuchar es una parte vital de tu tiempo diario con Dios.