Vv. 1—5. La lengua del salmista era guiada por el Espíritu de Dios como la pluma por la mano de un ágil escritor. Este salmo se refiere al Rey Jesús, su reinado y gobierno. Es vergonzoso que esta excelente materia no sea más el tema de nuestro hablar. Hay más en Cristo para despertar nuestro amor, que lo que hay o puede haber en una criatura.
Este mundo y sus encantos están dispuestos a alejar nuestros corazones de Cristo; por tanto, nos corresponde entender cuánto más digno de nuestro amor es Él. La buena voluntad de Dios nos es dada a conocer por su palabra, su promesa, su evangelio, y la buena obra de Dios comienza y es llevada a cabo en nosotros. El salmista, versículos 3—5, anuncia con regocijo, el progreso y éxito del Mesías.
Las saetas agudas de la condenación son muy terribles en el corazón de los pecadores, hasta que son humillados y reconciliados; pero las saetas de la venganza lo serán mucho más para sus enemigos que se niegan a someterse. Todos los que han visto su gloria, y gustado su gracia, se regocijan al verlo poner, por medio de su palabra y su Espíritu, bajo su dominio a enemigos y extranjeros.