Todos queremos tener una buena reputación. Sabemos lo importante que es. Nuestra reputación nos precede, puede abrir puertas y hacer que vengan las personas adecuadas. La Escritura dice: "Más vale un buen nombre que una gran riqueza" (Proverbios 22:1). Pero, ¿qué sucede cuando estás dando lo mejor de ti, estás honrando a Dios, pero otras personas manchan tu reputación? Dicen cosas que no son ciertas, te calumnian, tratan de hacerte quedar mal, difunden rumores. Hacen que la gente tenga una opinión equivocada de quién eres. Es tentador tratar de enderezar a la gente, probarles que lo que están diciendo está mal. Pero si te subes a esa caminadora, nunca te bajarás, porque siempre habrá alguien diciendo algo que no es cierto.
Aquí está la clave: tienes que poner tu reputación en las manos de Dios. Deja que Él te defienda. Deja que Él sea tu vindicador. La Escritura nunca dice que guardes tu reputación, sino que dice "guarda tu corazón" (Proverbios 4:23). Si está tratando de proteger su reputación, estará agotado. Ese no es tu trabajo. Deja tu reputación en manos de Dios. Él sabe cómo cambiar la opinión de las personas, cómo silenciar las voces negativas y cómo hacer que te vean bajo la luz correcta. Él está al tanto de todo lo que alguien dijo sobre ti. Nuestro error es ponernos en modo lucha, porque tratar de arreglarlo solo lo empeora. Una vez que solucione un problema, surgirá algo más.
Si no comprende este principio, vivirá molesto, se enojará con la gente y pensará en las formas en que puede callarlos o vengarse. Ese no es tu trabajo. Tu trabajo es proteger tu corazón. No dejes que la ofensa, la amargura, el veneno entren en ti. Haz tu parte, y Dios hará la Suya. Él cuidará de tu reputación. Puede que no detenga lo que están haciendo ni los calle, pero puede hacer que brilles frente a lo que están haciendo. A veces eso es un milagro más grande.
David dice: "Dios prepara una mesa delante de nosotros en presencia de nuestros enemigos" (Salmo 23:5). Pensamos, "Dios, solo cállalos, hazlos cambiar de opinión, muéstrales que están equivocados". Dios dice: "Tengo una mejor manera. Te voy a promover mientras ellos todavía están hablando. Te voy a levantar mientras hacen todo lo posible para derribarte". A pesar de los mejores intentos de alguien para hacerte quedar mal, sigues sobresaliendo, sigues creciendo, sigues sonriendo, sigues siendo bueno con la gente, sigues viendo favores y promociones. Dios sabe cómo cuidar tu reputación.