Estudio Biblico
FELIZ AÑO
Pero con felicidad diferente
Por: Federico Suarez
¿Cómo ser feliz en el 2021? Dice el titular de una de las noticias de hoy 31 de diciembre. Este deseo de felicidad también es enunciado en millones de voces que hoy dicen “feliz año”. Deseo que, aunque es tradicional y cliché, tiene un gran sentido en medio del contexto del 2020 marcado por gran parte por momentos más bien difíciles y no tan felices.
Solo por decir algunos de ellos, es bien sabida la ya sobre informada pandemia, concepto y realidad que ha afectado la vida en todas sus facetas hasta el punto de apagarla en millones de personas. Además, en Colombia se han seguido sumando otros momentos tristes durante este año:
Como las 90 masacres, el asesinato de más de 166 líderes sociales y defensores de derechos humanos, mucho más de treinta firmantes del acuerdo de Paz y más de 200 mujeres asesinadas. Una ola invernal que ha dejado a miles de colombianos damnificados, muertos y desaparecidos y otra ola de desplazados por la guerra, si mencionar los estragos de la corrupción.
Hechos que tristemente la mayoría de colombianos hemos visto como si ocurrieran en el patio del lado, pero de los cuales lo que tenemos que hacer es lamentarnos.
En medio de este contexto de tristeza mundial y nacional ¿Cómo concebir la felicidad que sea más que un deseo sin contenido y que se vuelva una realidad?
Creo que lo primero que debemos hacer si queremos que ocurra este deseo en el 2021 es empezar por revisar nuestro concepto de felicidad, porque si no lo hacemos seguiremos teniendo expectativas no reales. No es la intensión teorizar ahora, pero si es necesario decir que mucho de lo que hemos entendido por este concepto está enmarcado por la ausencia de sufrimiento, y presencia de hedonismo vivido desde el placer y el egoísmo. Con un entendimiento así de la felicidad me temo que no podremos mirar más allá de nuestras narices.
Si es válida la necesidad de revisar y deconstruir este concepto para que cambie nuestra manera de mirar la felicidad en el nuevo año que viene, entonces, es necesario también remplazarlo con un nuevo significado que renueve nuestra forma de pensar, ver y enfrentar la realidad.
Jesús en el Sermón del Monte enunció un concepto diferente de felicidad que persigue el bienestar en medio de situaciones tan reales cómo las que hemos vivido y muy seguramente, aunque sea duro decirlo, seguirán. A sus discípulos que también vivían realidades que Mateo llama “sombra de muerte” Jesús les hablo de la bienaventuranza.
Así empezó su enseñanza en dicho sermón: permítame mencionar en este escrito la primera que creo habla de realidades que vivimos hoy:
“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.”
Lo primero que quiero decir es que la palabra bienaventurado surge de la palabra griega makarios, la cual puede significar felicidad, lo segundo, es que parece que este tipo de felicidad está acompañada por un tipo de persona y trae consigo una bendición.
Bienaventurado quien es pobre en espíritu… la pobreza de la que habla Jesús tiene su referente en la pobreza material y su significado en lo espiritual.
Los pobres de los que se habla aquí eran aquellos que no tenían lo necesario para vivir, los explotados que estaban por debajo de lo necesario para vivir, así lo dice John Stott:
“Pero "los pobres': los pobres de Dios, ya eran un grupo claramente definido en el Antiguo Testamento y Mateo estuvo en lo cierto al traducir "pobres en espíritu". Porque "los pobres" no eran tanto los abatidos por la pobreza sino los piadosos que -en parte porque estaban necesitados, oprimidos, tiranizados o en otro modo afligidos- habían puesto su fe y esperanza en Dios.” (Stott, 1998, p 32)
Parece que los que son felices para Jesús son los que consideran que necesitan a Dios para vivir. Que no conciben la vida sin una relación de dependencia de él.
Contrario a la felicidad de hoy que se ha centrado en lo material y en la decisión de sacar a Dios de la agenda. Cuya felicidad está fundada en el tener y en su voluntad independiente de su creador. Estas personas son las que han madurado un carácter dependiente de Dios en todos los sentidos para la vida, son aquellos que han aprendido a orar como su maestro enseñó: “el pan nuestro de cada día danos hoy” y “hágase tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra”
Estas personas tienen la bendición del reino de Dios. Los que han madurado en su carácter de ser pobres en espíritu tiene la bendición de ser ciudadanos de su reino. El mismo que el mismo vino a instaurar en la tierra cuando dijo “el tiempo se ha cumplido, el reino de los cielos se ha acercado, arrepentíos y creed en el evangelio…” (Mr 1:15)
Las expectativas que Jesús tiene sobre este tipo de felicidad son para los que han experimentado un nuevo nacimiento al creer en él, es decir, para sus discípulos, su iglesia, la cual encuentra en esta pobreza espiritual la manera en que ellos pueden ser luz en este mundo de tinieblas, es decir, la manera de ser iglesia con vidas que dan luz a esta Colombia manchada por todos los tipos de oscuridad que ya con sobre información conocemos.
¿Quieres tener en el 2021 está felicidad que no es un estado pasajero solo del sentir (felicidad) sino una cualidad del ser (del carácter)?
Dios tiene los brazos abiertos para dártela hoy, a los cuales todos estamos invitados a venir, solo tienes que saber que solo es posible al nacer de nuevo, que puedes tener con la obra que por amor a todos nosotros Jesús hizo en la cruz. Para ello debes de empezar aceptando que eres pecador, estas apartado de Dios y necesitas su perdón y creer que te lo da gracias a la sangre que Jesús derramó en su muerte.
De esta manera tienes la bendición de ser parte de su reino, de la cual todos como discípulos de él en este año que llega, somos llamados vivir esta felicidad que solo se da con una relación de dependencia de Dios.
5:2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
5:10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.