“Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas sin pastor”. Marcos 6:34a (NTV)
La mejor manera de saber si estás viendo la vida desde la perspectiva de Dios es ver la manera en que ves a las otras personas. La prueba número 1 de madurez espiritual no es cuánto sabes de la Biblia o con cuánta frecuencia vas a la iglesia o si sirves, o diezmas u oras, sino tus relaciones y cómo ves a las otras personas. Porque la vida se trata del amor.
Así que permíteme hacerte algunas preguntas puntuales. ¿Cómo ve Dios a tu esposa? Valiosa. Aceptable. Amorosa. Merecedora de perdón. ¿Es esa la forma en que tú la ves? ¿Ves a tu esposa de la manera que Dios la ve?
¿Qué tal al desconocido en la tienda de alimentos? ¿La persona que se te atraviesa en el tráfico? ¿El mendigo en la calle? ¿Qué ves cuando miras a otra persona? ¿Los ves como molestias? ¿Los ves como cargas? ¿Ves a las personas con las que trabajas como enemigos? ¿Los ves como competencia? ¿O las ves de la forma en que Dios los ve?
Todas las personas son importantes para Dios. No importa quienes son o lo que hayan hecho, ni siquiera lo que creen. Cristo murió por ellos. Jesús los ama. Dios tiene planes para sus vidas, y quiere que tengan una relación con Él.
La Biblia dice en Marcos 6:34, “Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas sin pastor” (NTV). Esa es la manera en que Dios ve a las personas.
Esa es la manera en que quiero que crezcas y aprendas a ver a las personas —que no tengas solo compasión por tu propia familia sino también por tus vecinos y por tu comunidad, por tu ciudad y por el mundo entero. Que tu visión espiritual sea más grande, más clara y fuerte en la medida en que aprendes a ver a las personas como las ve Jesús.
Reflexiona sobre esto:
¿Qué cambia en ti y en tu perspectiva cuando empiezas a ver a otras personas con los ojos de Dios?