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Estudio Biblico
¿CUAL ES LA VERDADERA PREDICACIÓN?
En el texto de Lucas 3 del 1 al 20 se nos narra la predicación de Juan el Bautista, pero ¿Quién era Juan y cuál es el contenido de su predicación?
Juan era un profeta, si bien el último profeta del Antiguo testamento y como tal todo profeta tenía tres tareas básicas: Denunciar al pueblo el pecado, recordarles la ley de Dios y anunciarles la esperanza de perdón que Dios traería a través del Mesías.
Pero ¿a quién le predico Juan? El texto inicia diciéndonos que Juan empieza su ministerio en medio del reinado de unas autoridades del imperio Romano. Para este tiempo, Roma seguía invadiendo a Israel y por lo tanto ejercía toda la autoridad sobre ellos, en las palabras del papá de Juan, ellos eran sus enemigos (Lc 1:71). Así pues el texto inicia diciéndonos que en la época en que ellos dominaban a Israel vino palabra de Dios a Juan.
Juan llega como un profeta de Dios a predicar no solo a Israel sino también a los romanos. Su predicación se basó en el llamado al arrepentimiento ante la cercana llegada de Jesús quien no solo traería perdón sino también ira en su juicio contra los que no se convirtieran de sus malos caminos.
A los Judíos les dice que no huyan como serpientes de la ira venidera y que no se confíen es que son hijos de Dios por ser descendientes de Abraham, no se trataba de tener perdón y seguir siendo las mismas personas, el arrepentimiento que el predicaba se basaba en dar frutos dignos de arrepentimiento para no ser cortado como un árbol cuando no da fruto.
Esta predicación que exige arrepentimiento para obtener el perdón en Jesús genera respuestas a manera de preguntas: Tanto judíos como romanos le preguntan ¿Qué haremos? Ellos entienden que se trataba de acciones prácticas de la vida.
Juan les responde recordándoles la ley de Dios. Les dice que la Palabra de Dios les exige amor por las personas en medio de las relaciones prácticas que ellos mantenían. A la gente del común les dice que el que tenga dos prendas de ropa de una al que no tiene y si tiene que comer que le dé al que no tiene. A los que Publicanos, los cuales eran los encargados de recaudar los impuestos para Roma les dice que no cobren más de los que deben hacer. A los soldados romanos les manda a no extorsionar a nadie, a no acusar injustamente y a contentarse con su salario.
Juan seguidamente les menciona la esperanza de Perdón al anunciarle a Jesús. Primero les dice que él no es el Mesías, sino que Jesús sería más poderoso que él. Jesús tendría la capacidad de dar una verdadera conversión por medio del Espíritu Santo y también traería fuego en su juicio para quienes no acudirán al llamado de arrepentimiento y a la esperanza de Perdón y salvación en Jesús.
El relato termina con un ejemplo claro de su predicación. Herodes no acede a la exigencia de Juan y por tanto usa su poder para encarcelarlo y así silenciarlo.
¿En qué tiempo vivimos nosotros? Y ¿Cuál es el contenido de nuestra predicación?
Nuestro tiempo no es muy distinto a la época en la que vivía Juan. En la gente del común sigue reinando el egoísmo y esto no solo entre los no cristianos. Los prestamistas ya sean bancos o los del común siguen cobrando intereses muy altos y las fuerzas armadas sea de donde vengan, siguen extorsionando, acusando injustamente, como en nuestro país con los homicidios extrajudiciales, los mal llamados falsos positivos, y siguen ambicionando más de lo que se ganan.
¿Cuál va a ser nuestra predicación para este mundo? Dios sigue queriendo traer su Palabra a nuestra Colombia y al resto del Mundo en el que vivimos hoy. Pero si queremos verdadero arrepentimiento necesitamos hacerlo con el contenido que lo hizo Juan y posteriormente Jesús.
Debemos llamar a la gente al arrepentimiento basado en el amor por la gente. A los no cristianos como a los que lo son debemos llamarlos a la solidaridad, a los que manejan la economía a no robar, y a las fuerzas armadas, a hacer su trabajo no extorsionando y a no mentir en medio del uso de la fuerza. Al predicar de esta manera debemos hacerlo con cualquier persona sin importar el alto cargo que tenga sobre nosotros, aunque ello implique que nos silencien como Herodes lo hizo con Juan.
Pero también debemos anunciar que si se arrepienten El Señor Jesús les y nos perdona y nos da a su Santo Espíritu para ser así verdaderos hijos de Dios, sin embargo también debemos anunciar que si no acudimos a esta esperanza que Dios nos ha dado en Jesús, él va a hacer Justicia al traer su ira en el juicio venidero.
Que nuestra comprensión y predicación del evangelio denuncie la maldad, recuerde las exigencias de amor en la Palabra de Dios y anuncie la esperanza de perdón en Jesús.
3:2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3:3 Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,
3:4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.
3:5 Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados;
3:6 Y verá toda carne la salvación de Dios.
3:7 Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
3:9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
3:10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?
3:11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
3:12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
3:13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
3:14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
3:15 Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo,
3:16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
3:17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
3:18 Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
3:19 Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho,
3:20 sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.