V. 34. EL último versículo parece referirse a todo el libro. Muchos de los preceptos que en él hay
son morales y siempre obligatorios; otros son ceremoniales y propios de la nación judía; sin
embargo, tienen un significado espiritual y así nos enseñan; pues por estas instituciones nos es
predicado el evangelio, como también a ellos, Hebreos iv, 2. La doctrina de la reconciliación con
Dios por un Mediador no es empañada con el humo del holocausto, sino aclarada por el
conocimiento de Cristo y éste crucificado. Estamos bajo las instituciones dulces y fáciles del
evangelio, que declara adoradores verdaderos a los que adoran al Padre en espíritu y en verdad, por
Cristo solo y en su nombre. De todos modos, no pensemos que como no estamos atados a los ritos y
oblaciones ceremoniales, que basta un poco de atención, tiempo y gasto para honrar a Dios.
Teniendo directo acceso al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, acerquémonos con corazón
sincero y en plena certidumbre de fe, adorando a Dios con el mayor gozo y humilde confianza,
diciendo todavía: Bendito sea Dios por Jesucristo.