HANS KRISTENSEN
Tengo varios estantes llenos de libros sobre liderazgo. Por lo general, han sido escritos por atletas, entrenadores y líderes empresariales que se han destacado en sus áreas y convertido en grandes líderes. Pero me cansé de leer estos libros después de varios años, porque cada uno parecía agregar otro montón de cosas que necesito hacer o ser como líder. Cada libro parecía complicar en vez de simplificar la tarea del liderazgo. Este es un problema porque si nosotros, como líderes del pueblo de Dios, no tenemos claro lo que debemos hacer, entonces no podemos hacer nuestro trabajo.
Es aquí donde los capítulos tres y cuatro del libro de Josué traen un soplo de aire fresco, porque brindan un modelo sencillo para los que lideramos al pueblo de Dios. Para ser claros, el «liderazgo» en Josué es un subtema del pasaje, no el tema principal. Pero debido a que es un tema, podemos extraer el oro del liderazgo de este pasaje.
Hay un patrón discernible en este pasaje: Dios habla, Josué obedece y transmite lo que Dios le ha dicho. Observa que:
El mandato de Dios en Josué 3:8 (que Josué les diga a los sacerdotes qué hacer) se transmite al pueblo en Josué 3:13.
El mandato de Dios en Josué 4:1 (sobre hacer un monumento con doce piedras del Jordán) es obedecido y promulgado por Josué y los israelitas en Josué 4:4-8.
El mandato que Dios le dio a Josué en Josué 4:16 (sobre los sacerdotes que salían del Jordán) lo transmite Josué en el siguiente versículo.
El liderazgo de Josué en estos capítulos consiste en escuchar la Palabra de Dios, obedecerla y luego transmitirla al pueblo de Dios. ¿Puede haber una descripción más simple o importante del liderazgo ministerial que esa?
Antes de pasar a las implicaciones de esta descripción del liderazgo, hay otra lección de liderazgo que aprender de Josué 3-4. Esta lección es la exaltación de Josué. Fíjate que fue Dios quien «engrandeció a Josué ante los ojos de todo Israel» (Jos 4:14; 3:7) para que se asombraran. Al estar en nuestro mundo de personas influyentes y la autopromoción que los acompaña, es refrescante ver a Josué siendo exaltado a los ojos de Israel. Este es un buen recordatorio de que depende de Dios exaltar a quien quiere y presentarlo en el momento adecuado. No deberíamos perseguir el estatus de influencer o «celebridad cristiana». Lo que deberíamos hacer es escuchar la Palabra de Dios, obedecerla y transmitirla/proclamarla a los demás. Luego dejamos que Dios haga con nuestro trabajo lo que Él quiera, de acuerdo a su buen tiempo y plan soberano.
Sencillo pero motivador
Esta visión del liderazgo no es solo sencilla, sino motivadora. Si entendemos esta visión, también nos ayudará a lidiar con todas las áreas periféricas de nuestro trabajo principal. Por ejemplo…
•¿Por qué debemos lidiar con los problemas y asuntos relacionales en la iglesia? Lo hacemos porque estas cosas pueden distraernos de escuchar y proclamar la Palabra de Dios. Así que lidiamos con ellos con rapidez, de manera bíblica, con amor y sabiduría, para que podamos continuar proclamando y escuchando la Palabra de Dios.
•¿Por qué deberíamos querer que los servicios de nuestra iglesia (u otras reuniones donde se lee y explica la Palabra) se lleven a cabo lo mejor posible? Porque un gran servicio puede permitirnos escuchar mejor la Palabra de Dios y puede reforzar y resaltar la predicación de la Palabra de Dios, mientras que un mal servicio puede distraernos de hacer estas cosas.
•¿Por qué debemos asegurarnos de tener buenas reuniones administrativas (p. ej., junta de ancianos, consejo administrativo, reuniones de personal, etc.)? Porque si tenemos buenas reuniones administrativas con los resultados correctos, nos ayudarán como iglesia a escuchar, obedecer y proclamar la Palabra de Dios.
•¿Por qué deberíamos emplear a ese trabajador adicional, ya sea una persona de apoyo, un aprendiz o un pastor? Lo hacemos para que nuestra iglesia o ministerio pueda mejorar en la proclamación de la Palabra a más personas.
•¿Por qué diseñamos e implementamos estructuras de ministerio? Porque esas estructuras, si se planifican y ejecutan de forma correcta, nos ayudarán a escuchar, obedecer y proclamar la Palabra de Dios a más personas.
Nada de esto significa que nuestro liderazgo será más fácil, pero será más sencillo y más enfocado. Eso solo puede llevarnos a ser líderes más motivados y efectivos.