Sin duda, Dios desea escuchar esas oraciones que brotan desde lo mas profundo de nuestro corazón; melodías a sus oídos, entonadas únicamente por sus hijas. Porque Él es el Rey soberano, creador del Universo, ningún dios puede ser semejante a Él, su poder es y será eterno. No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti. (Jeremías 10:6-7).
Muchas personas pueden creer en dioses, hechos de manos, que no hablan, que no oyen (Salmo 115). Pero Dios no puede ser igualado jamás con otros, su Gloria es exclusivamente para Él. Nuestro Dios no es efímero, no es temporal, su amor incondicional permanece para siempre y lo mostró en la Cruz. Eso es lo que nos muestra en éste par de versículos. Nadie más merece temor alguno, nadie merece que se le de la gloria como a Él; nunca nadie puede estar por encima de nuestro Salvador. Mira alrededor, Él creó con gran detalle cada parte de nuestro Universo. Mira los colores de las plantas, observa cada ser humano, nada ni nadie es igual. Porque Dios se tomo el tiempo, y con detalle y precisión creo todo lo que podemos ver.
Regocíjate amada, ante su inigualable gracia y amor hacia ti. Su nombre manifiesta poder, su creación grita que nos ama, y que Él merece la Honra y la Gloria ante todo. Al único y Sabio Dios