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¿Qué hace que un esposo sea grandioso? - 10 rasgos que se destacan - Isaias 66:2-0
Estudio Biblico
Vivimos en una era que intenta redefinir cómo se ve la grandeza de la hombría. Nuestros niños y niñas viven en un estado de confusión de género cuando se trata de la distinción de roles entre hombres y mujeres. Entonces, ¿cómo puede un hombre perseguir la grandeza dentro de su rol de virilidad si no comprende lo que realmente hace que un hombre sea un hombre, o peor aún, se disculpa constantemente por su virilidad? La esencia de lo que hace grande a un hombre no se define por su entorno cultural, sus capacidades físicas, sus emociones o su astucia mental. Lo que realmente hace que un hombre vaya más allá de la norma de su día nace en lo más profundo de su corazón y alma.
Los grandes hombres no nacen grandes. Se hacen grandes a través de las adversidades y pruebas que superan por el bien de los demás.
Sí, nuestro ADN determina la química y la biología de nuestro cuerpo. Nuestros cuerpos masculinos y femeninos dados por Dios permiten la propagación de la humanidad al tiempo que brindan una relación increíble e íntima entre esposos y esposas. Es verdaderamente humillante darse cuenta de que nosotros, hombres y mujeres, compartimos juntos la semejanza de Dios mismo como portadores de la imagen compartida. Cuando se trata de los grandes hombres, y para el caso, de las grandes mujeres que han sido utilizadas por Dios para hacer cosas asombrosas a lo largo de la historia, el "factor de grandeza" no se encuentra en el ADN que impulsa la biología de nuestro Dios. Cuerpos construidos. El factor de grandeza tiene sus raíces en las fibras más profundas del corazón y el alma del hombre.
Para el cristiano, la verdadera grandeza siempre comienza donde se pierde el yo y se encuentra a Cristo.
Es una fuerza impulsora, esa parte intangible de un hombre que abarca una misión innegable que impulsa a un hombre a avanzar más allá de la normalidad de la cultura que lo rodea, más allá de sus limitaciones biológicas y más allá de las circunstancias de la vida que buscarían mantenerlo cautivo. El factor de grandeza está ligado a un compromiso inquebrantable ante Dios que despierta el alma de un hombre hacia una búsqueda de vida que supera con creces sus habilidades crudas. Para el cristiano, la verdadera grandeza siempre comienza donde se pierde el yo y se encuentra a Cristo.
En los reinos de la historia, hay un solo hombre que tiene prioridad como el hombre más grande que jamás haya caminado sobre esta tierra. Ese hombre era el Dios-Hombre, Jesucristo. Conocemos el "corazón y el alma" de la grandeza por la misión y la vida que Él persiguió.
"y el que quiera ser el primero entre ustedes, debe ser esclavo de todos. Porque aun el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".
San Marcos 10: 44-45
Cada gran esposo y padre que conozco encarna esta variable de grandeza de alguna forma o forma. En definitiva, esto es lo que los convierte en grandes hombres: su humildad ante Dios y los demás. Como Cristo, estos grandes hombres lideran mejor cuando más aman y están dispuestos a asumir cualquier sacrificio que sea necesario para lograr un bien mayor. De esta manera, cualquier grandeza que exuda de estos hombres se refleja hacia arriba, hacia la fuente de esa grandeza y gloria.
Si bien es cierto que existe un componente de singularidad involucrado en la vida de todos estos hombres, también hay aspectos o cualidades superpuestos que parecen fluir desde el núcleo de sus seres. De esta manera, la variable de grandeza no se limita a un solo rasgo. Más bien, es la fuerza impulsora detrás de una colección de atributos que definen la grandeza en la vida de un hombre.
Aquí hay 10 rasgos de "grandeza" sobre los que he leído en biografías y también he sido testigo de primera mano en las vidas de muchos grandes hombres del pasado y del presente:
1. Tiene una pasión implacable por servir a Dios ya los demás. Esta pasión impulsa el propósito de su vida.
2. Donde otros ven lo imposible, él ve lo posible dado que Dios está dirigiendo sus esfuerzos. Es un hombre que mantiene la mayor gloria de Dios frente a él.
3. Independientemente de dónde esté, qué esté haciendo o quién esté con él, es el mismo hombre.
4. Lidera con el ejemplo. Sus acciones se alinean con sus palabras.
5. Es un amante de la justicia. Busca proteger y sostener a los que no pueden defenderse, es decir, practica la religión real al cuidar de los huérfanos y las viudas de nuestro tiempo (Santiago 1:27).
6. Sabe que el amor verdadero significa compromiso a toda costa, especialmente en lo que se refiere a su esposa y matrimonio.
7. Su esposa e hijos saben que él luchará por ellos.
8. Es amigo de los hombres, mentor de los niños y ayuda a establecer el estándar para sus hijas.
9. Pasa tiempo con regularidad en la Palabra de Dios y es un hombre de oración. Esto se traduce en una vida de poca preocupación y mucha acción sabiendo que Dios tiene los resultados en Sus manos.
10. Entiende que el miedo y el fracaso deben superarse con fe y determinación.
Cuando Dios considera la "grandeza" de un hombre, no mira la apariencia exterior del hombre. Más bien, Dios mira el corazón de un hombre para determinar su utilidad ... un corazón contrito que tiembla ante Su Palabra (Isaías 66: 2). A menudo les he dicho a mis hijos que si el corazón está bien, seguirán buenas acciones. Lo mismo ocurre con la grandeza. Si el corazón y el alma están anclados a Cristo, la grandeza y la gloria de Dios se revelarán en esa vida y a través de ella.
Esto no quiere decir que todo gran hombre tenga que alcanzar un cierto nivel de popularidad social o cambiar el curso de la historia. La mayoría de los grandes hombres nunca adornarán las páginas de ningún libro. Sin embargo, estos son hombres de grandeza por su compromiso con Dios, sus esposas y el amor incesante que derraman sobre sus hijos. Son hombres que permanecen fieles a Dios sin importar su vocación, los costos y las circunstancias de la vida.
Si eres como yo, es probable que todavía estés trabajando en algunos de esos "10 rasgos de grandeza". Sin embargo, la bendición es que cualquier grandeza que irradiemos de nuestras vidas no depende en última instancia de nosotros. Somos solo vasos de Dios que Él elige usar para mostrar Su imagen, Su grandeza y Su gloria. Todo se trata de Él. Me recuerdo a mí mismo este hecho con regularidad. Si bien no alivia toda la presión de querer hacer lo mejor que puedo como esposo y padre, me ayuda a concentrarme en la grandeza de Dios y en lo que realmente importa más en la vida.
Dios no está limitado por quiénes somos. ¡En Cristo Jesús, nuestras vidas son ilimitadas por quién es Él!
"Jesús los miró y dijo: 'Para el hombre es imposible, pero no para Dios. Porque todo es posible para Dios'". San Marcos 10:27
"Pero el Señor le dijo a Samuel:" No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque el Señor no ve como el hombre ve: el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón ".1 Samuel 16: 7
"Todas estas cosas las hizo mi mano, y todas estas cosas sucedieron, declara el Señor. Pero este es a quien miraré: el que es humilde y contrito de espíritu y tiembla ante mi palabra".Isaías 66: 2
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