Vv. 4—14. Muchos judíos tenían un respeto supersticioso o idólatra por los ángeles, porque
habían recibido la ley y otras noticias de la voluntad divina por su ministración. Los consideraban
como mediadores entre Dios y los hombres, y algunos llegaron tan lejos como para darles una
especie de homenaje religioso o adoración. De manera que, era necesario no sólo que el apóstol
insistiera en que Cristo es el Creador de todas las cosas, y por tanto, crerador de los mismos ángeles,
sino en que era el Mesías en naturaleza humana resucitado y exaltado, a quien están sujetos los
ángeles, las autoridades y las potestades. Para probar esto cita varios pasajes del Antiguo
Testamento. Comparando lo que Dios dice ahí de los ángeles con lo que dice a Cristo, se manifiesta
claramente la inferioridad de los ángeles respecto de Cristo. Aquí está el oficio de los ángeles: son
los ministros o siervos de Dios para hacer su voluntad, pero, ¡qué cosas grandiosas dice el Padre de
Cristo! Reconozcámosle y honrémosle como Dios, porque si no hubiera sido Dios, nunca hubiera
hecho la obra de mediación y nunca hubiera llevado la corona del Mediador. Se declara cómo Cristo
fue apto para el oficio de Mediador y cómo fue confirmado en él: Lleva el nombre de Mesías por ser
el Ungido. Sólo como Hombre tiene sus semejantes, y como ungido con el Espíritu Santo; pero está
por sobre todos los profetas, sacerdotes y reyes, que hayan jamás sido empleados al servicio de Dios
en la tierra. —Se cita otro pasaje de la Escritura, Salmo cii, 25–27, en el cual se declara el poder
omnipotente del Señor Jesucristo, tanto al crear el mundo como al mudarlo. Cristo envolverá este
mundo como si fuera un ropaje, para que no se abuse más de él, ni sea usado como lo ha sido. Como
soberano, cuando los ropajes de su estado estén doblados y guardados, sigue siendo el soberano, de
la misma manera nuestro Señor seguirá siendo el Señor cuando haya dejado de lado la tierra y los
cielos como un ropaje. Entonces no pongamos nuestros corazones en lo que no es lo que creemos
que es, y no será lo que es ahora. El pecado ha hecho un gran cambio en el mundo, para peor, y
Cristo hará un gran cambio para mejor. Que estos pensamientos nos alerten, diligentes y deseosos
del mundo mejor. —El Salvador ha hecho mucho para hacer que todos los hombres sean sus amigos,
pero tiene enemigos, aunque serán puestos por estrado de sus pies, por la sumisión humilde o por la
destrucción extrema. Cristo seguirá venciendo y para vencer. Los ángeles más excelsos no son sino
espíritus ministradores, sólo siervos de Cristo para ejecutar sus mandamientos. Los santos son
herederos en el presente que aún no han entrado en plena posesión. Los ángeles les ministran
oponiéndose a la maldad y al poder de los malos espíritus, protegiendo y cuidando sus cuerpos,
instruyendo y consolando sus almas, sometidos a Cristo y al Espíritu Santo. Los ángeles reunirán a
todos los santos en el último día, cuando sean echados de la presencia de Cristo a la miseria eterna
todos los que pusieron su corazón y sus esperanzas en los tesoros perecederos y en las glorias
pasajeras.