Vv. 22—27. La bendición de José es muy plena. Lo que dice Jacob de él es historia y profecía.
Jacob le recuerda las dificultades y fieros dardos de las tentaciones con que anteriormente luchó. Su
fe no falló, antes bien, en medio de sus pruebas llevó todas sus cargas con firmeza y no hizo nada
inconveniente. Toda nuestra fortaleza para resistir las tentaciones y soportar las aflicciones viene de
Dios; su gracia es suficiente. —José llegó a ser el pastor de Israel para cuidar de su padre y de su
familia, y la roca de Israel, su fundamento y firme soporte. En esto, como en muchas otras cosas,
José fue un notable tipo del Buen Pastor y la Piedra del Ángulo probada de toda la iglesia de Dios.
—Las bendiciones son prometidas para la posteridad de José, típicas de las vastas y eternas
bendiciones que vienen sobre la simiente espiritual de Cristo. Jacob bendijo a todos sus hijos pero
especialmente a José, “que fue apartado de sus hermanos”. No sólo separado en Egipto sino, por
poseer una eminente dignidad y por ser más consagrado a Dios. —Se dice de Benjamín que
arrebatará como lobo. Jacob fue guiado por el Espíritu de profecía en lo que dijo y no por el afecto
natural; de lo contrario, hubiera hablado con más ternura de su amado hijo Benjamín. Tocante a él
solamente prevé y predice que su posteridad será una tribu guerrera, fuerte y osada, y que se
enriquecerá con los despojos de sus enemigos; que serán activos. El bendito Pablo era de esta tribu,
Romanos xi, 1; Filipenses iii, 5; en el amanecer de su día, devoró la presa como perseguidor, pero en
el ocaso repartió el botín como predicador; él compartió las bendiciones del León de Judá y participó
en sus victorias.