Hay un auge de parejas que pasan varios años de matrimonio y después toman la decisión de tener hijos, es una decisión valiente, sin embargo hay muchas parejas que en el primer año de matrimonio reciben su primer hijo, y aunque una relación sin hijos tiene un paisaje diferente, es importante aclarar que con la llegada de los hijos los problemas que toman fuerza no son nuevos, sencillamente son aquellos desacuerdos que no se solucionaron antes de que los niños empezaran a ocupar una silla en el auto, es decir, los hijos no provocan problemas en el matrimonio, solo los revelan.
La queja de muchas madres parte de la poca consideración del esposo hacia ellas, que pasan día y noche, lidiando con el puerperio, secando vómitos, cambiando pañales, preparando alimentos y organizando todos los espacios, y del otro lado esta la queja del esposo ante el poco deseo sexual de su esposa y pobre entusiasmo de tener momentos de conexión como pareja al salir de casa por estar pendiente del bebé.
Criar a un hijo debería ser una experiencia compartida que requiere de comunicación, comprensión, amor y la disposición de comprometerse. Las parejas que no han desarrollado estas actitudes y destrezas antes de la llegada del bebé, no las obtendrán de forma automática con la llegada de su hijo. No espere que un bebé genere un buen matrimonio; esa no es la responsabilidad de un niño.
Debe haber una manera de tener un matrimonio saludable después de tener hijos, Dios nos anima y nos invita a honrar el matrimonio y a tener hijos, por algo Dios nos bendijo diciendo «Tengan muchos hijos, para que llenen toda la tierra, y la administren. Ustedes dominarán a los peces del mar, a las aves del cielo, y a todos los animales que hay en la tierra». Génesis 1:28
Para lograrlo empieza a conversar con la firme intención encontrar soluciones, expresa como te sientes y qué esperas de tu cónyuge, sobre algunos de los siguientes ítems:
•Siento que la división de trabajo en nuestra relación no es equitativa.
•Me gustaría que pudiéramos pasar más tiempo juntos.
•Creo que nuestra relación sexual puede mejorar.
•Desearía que pudiéramos encontrar una forma de no discutir por dinero.
•Siento que no tengo suficiente tiempo a solas.
•Desearía que pudiéramos estar más de acuerdo. Nuestras ideas son muy diferentes.
•Siento que no hablamos porque tenemos miedo de entrar en discusiones sin llegar a una solución saludable.
Un matrimonio amoroso es el mejor regalo que puedes hacerte y hacerle a tus hijos, recuperar la senda de hacerlo una prioridad en tu vida es el comienzo, tener una actitud de servicio y preguntar ¿ como te puedo ayudar? ¿ en que puedo mejorar? aviva el propósito de permanecer juntos hasta el final, hagan una lista de aquellas situaciones que viven en la crianza y evalúenlas, lo importante es atacar los problemas y no las personas que amas.
Existen muchas corrientes y filosofías que aportan consejos de crianza en libros, redes sociales y conversaciones, por eso, es saludable tener un tiempo para analizarlas a la luz de la biblia y estar de acuerdo en la forma de educar a los hijos con la disciplina del Señor.
Tener una ayuda extra no es pecado, no te hace una mala madre o un mal padre, entonces puedes hablar con un líder espiritual preparado para abordar temas de matrimonios y recibir consejo, te alentará saber que muchos matrimonios inspiradores también han pasado por crisis después de la llegada de los hijos, también puedes apoyarte en un familiar o niñera para que te cuide los niños mientras sales a cenar o ver una película, crear espacios para alimentar el romanticismo con detalles, tiempo de calidad, actos de servicio, palabras de afirmación y contacto físico, es la mejor inversión.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.