Hace 5 años salimos de una congregación que me recuerda mucho a los gálatas. Fascinados por otro evangelio (Gá 3.1) habían comenzado bien, pero ahora, estaban introduciendo doctrinas falsas y dañinas e incluso herejías destructoras llenas de pecado que causaban una conciencia cauterizada y una congregación muerta espiritualmente.
Lo mismo sucedió en Galacia, los cristianos que habían iniciado bien, incluso recibiendo enseñanza del mismo Pablo, ahora se estaban inclinando a una religión judaica en la que, por supuesto, no existía gracia ni salvación. Sin duda, Pablo se encontraba sorprendido ante semejante insensatez, apartarse de la verdad que en un principio él les había hablado; estaban creyendo ahora enseñanzas que contradecían totalmente las Escrituras, menospreciando así la muerte y la resurrección de Jesús. “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?” Gálatas 3:2 Los actos de los Gálatas son solo la manifestación de su ignorancia e insensatez, alejados de la verdad. Donde estuvieron una vez firmes, ahora estaban totalmente errados creyendo enseñanzas que eran mera religión, sustentando la salvación por obras basada en la ley, pero no en la permanencia en la justificación por gracia. “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” Efe 4:14
Los Gálatas estaban abandonando su fe, necesitaban inmediatamente renovar su mente (Rom 12:1, Ef 4:23). Ellos comenzaban a ser arrastrados por su carne para llevar a cabo la ley, despreciando la gracia, no habían entendido el significado de Romanos 8:1-4. Las obras nunca producirán salvación, las obras son producto de nuestra salvación. “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe” Gal 3:5 “Suministra”, es en griego, “epichoregeo”. Me encanta esta palabra, Dios mismo nos da abundancia y con generosidad.
Dios tiene esa promesa para ti querida hermana, tenemos al Espíritu desde el día que aceptamos a Jesús como único Salvador, no hace falta más, no tenemos que hacer obras para obtenerlo, Jesús ya dio todo en la Cruz por ti y por mí.“En quien tenemos redención por su Sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7) Seamos mujeres que conocen y escudriñan la Palabra de Dios, y no nos dejemos llevar por doctrinas que solo conducirán más a la ignorancia e impiedad.