Eclesiastés 8:15
Creo que Dios me ha estado hablando de distintas formas sobre el tema de hoy últimamente. Una de las frases fue “amar lo que es, amar lo que hay, amar lo que está”. Tantas veces vivimos angustiadas por circunstancias vanas, sin disfrutar lo que sí tenemos. Nos inclinamos a guardar en ocasiones “para que no se me acabe” y finalmente se echa a perder y no lo usamos.
Puede ser comida, zapatos, ropa, perfumes, artículos de higiene personal. Hay que ser sabias administradoras por supuesto, pero enseñarnos a disfrutar. En lo personal es algo que me cuesta, tengo muy arraigada la idea de “lo necesario” solamente, de una década para acá. Esta porción nos anima a que nos alegremos genuinamente con el producto de nuestra labor.
El concepto de “bien” encierra varios adjetivos, como: agradable, alivio, bien, placer, prosperidad, benevolencia y dicha. Como ves, es parte de las cosas buenas con que el Padre Celestial nos bendice. La comida forma parte importante dentro de varias historias bíblicas, como en Ester, las bodas de Canaán, la alimentación de los cinco mil, en las reuniones con los discípulos de Jesús, por citar algunos ejemplos. Es una forma que el Señor planeó para sustentarnos, festejar y mostrar Su gloria. Por supuesto que de nosotros depende disfrutarla responsablemente con medida y sin dañar la salud, pues no en vano también se menciona la glotonería en Su Palabra.
No solo nos fijemos en los sufrimientos y seamos agradecidas de lo que sí hay. Alégrate de poder comer y beber, pues hay personas que por falta de salud no pueden hacerlo y es por suero o sonda su alimento, o no les sabe la comida por causa de la quimioterapia. Oremos realmente agradecidas cada vez que compartamos “el pan y la sal” y goza poder saborear lo que Dios nos regala alrededor de la mesa con nuestros amados.