Deuteronomio 6:1-9
Si te preguntas si Dios quiere que seas el pastor de tus hijos aunque no seas el pastor de una congregación, la respuesta es SI.
La orden de nuestro Señor es que hagamos discípulos a donde quiera que vayamos, y los primeros que deben ser testigos de una fe auténtica son nuestros hijos, para ello debes tener un tiempo de oración privado con Dios, sin embargo tu tiempo de estudio bíblico, cantar en voz alta, o conversaciones a partir de un versículo puede ser público, así como cuando te ven revisando tus redes sociales, debe ser un comportamiento muy natural y repetitivo, la idea es que cada día veas menos distracciones y estudies mas la palabra con los que viven bajo tu techo, una hora muy acertada puede ser cuando vayan a comer y puedan relatar lo sucedido en el día y analizarlo a la luz de la palabra.
Otra de sus funciones como pastor en tu hogar, consiste como padre en acuerdo con tu esposa y madre de tus hijos coordinar una hora especifica en el día, puede ser la misma o puede ser diferente dependiendo de alguna novedad, pero es importante que sea a diario en un tiempo de 15 minutos o máximo 30 minutos, cuando son niños pequeños, leer la palabra, orar y generar una conversación a partir de ella, de manera específica esta la orden en Deuteronomio 6:7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Otra estrategia que te puede ayudar es usar recursos para hacer una manualidad, una lamina mostrando un dibujo, una sopa de letras , un juego de concentración, una canción, etc. Una vez empiezas a formar este hábito te aseguro que siempre existirán estrategias para estudiar la palabra de Dios, es un tiempo corto, significativo y discipulador, si deseas que tu hijo cuando fuere viejo no se aparte del camino, debes mostrarle de todas las maneras posibles ahora el camino que Dios ha trazado; orar, ayunar, servir, adorar, y leer la biblia son disciplinas del cristiano que deben ser enseñadas y vividas en casa , así como cepillarse los dientes a diario no es negociable, debemos ser igual de comprometidos con el bienestar espiritual desde la mas tierna infancia.
Cuando llegue el día de rendir cuentas a Dios, no existirá ninguna excusa para validar el descuido espiritual de padres cristianos hacia sus hijos, es una responsabilidad que no se puede delegar en otra persona .Así como se puede hacer tiempo para ir a una cita médica, para ir al gimnasio, para un curso de cocina, de idiomas o para un posgrado, debemos hacer tiempo para discipular nuestros hijos.
Alcanzada por su gracia
Sharon Sáenz.