Comentario de Matthew Henry | Deuteronomio 26:1-11 | 0 | 8708
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Comentario Deuteronomio 26:1-11. Declaración al ofrendar las primicias. - Deuteronomio 26:1-11

Estudio Biblico

Vv. 1—11. Cuando ha cumplido con nosotros sus promesas, Dios espera que nosotros lo
atribuyamos a la honra de su fidelidad. Nuestro consuelo como criaturas es doblemente dulce cuando
lo vemos fluir de la fuente de la promesa. La persona que ofrendó sus primicias debe recordar y
reconocer el bajo origen de la nación, de la cual era miembro. Un arameo a punto para perecer fue
mi padre. Jacob es aquí llamado arameo. Su nación en su infancia peregrinó en Egipto como
extranjeros, donde sirvieron como esclavos. Eran un pueblo pobre, oprimido y despreciado en
Egipto; y aunque se enriquecieron y crecieron, no tenían razón para sentirse orgullosos, seguros ni
para olvidarse de Dios. —Debe reconocer agradecido la gran bondad de Dios para Israel. El
consuelo que tenemos en lo que disfrutamos, debiera llevarnos a vivir agradecidos por nuestra
participación en la abundancia y la paz públicas; y con las misericordias presentes, debiéramos
bendecir al Señor por las misericordias pasadas que recordamos, y las misericordias futuras que
aguardamos con esperanza. —Debía ofrendar su canasto de primicias. Toda cosa buena que Dios nos
da, es con su voluntad de que hagamos de ello el uso más consolador que podamos, atribuyendo los
arroyos de bendición a la Fuente de todo consuelo

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PASAJE BIBLICO

Deuteronomio 26
26:1 Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites,

26:2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.

26:3 Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría.

26:4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.

26:5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa;

26:6 y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron sobre nosotros dura servidumbre.

26:7 Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestro trabajo y nuestra opresión;

26:8 y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido, con grande espanto, y con señales y con milagros;

26:9 y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel.

26:10 Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios.

26:11 Y te alegrarás en todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que está en medio de ti.

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