La inspiración es la acción sobrenatural de Dios que trabajó por medio de los autores humanos para producir la Escritura como una revelación de Dios mismo.
Dios inspiró a los escritores bíblicos y sus escritos. Toda la Escritura es «inspirada por Dios» o pronunciada por Él (2 Ti 3:15-17). Dios obró por medio de Su Espíritu por medio de seres humanos para producir la misma Palabra de Dios en lenguaje humano (Sal 19:7–11; 2 Ti 3:15; 2 P 1:20–21).
Al ser inspirada por Dios, la Escritura es veraz (inerrante, Sal 119:160; Jn 17:17; 2 Ti 2:15), autoritativa (2 Ti 3:15–4:5; 2 P 1:19), suficiente (Lc 16:29–31; 2 P 1:3–4, 19), clara (Neh 8:1–12; Hch 17:11–12), y es la manera fundamental con la que Él actúa para cumplir Su misión de glorificarse a Sí mismo por medio de la fe en Jesús (Is 55:10–11; Ro 1:16; 10:17).
La inspiración es dinámica, ya que Dios obró activamente por medio de autores humanos activos. También es verbal, ya que se refiere a las palabras reales de los profetas (no solo ideas) y escritos (2 Ti 3:15–17). Finalmente, es plenaria (completa) porque «Toda Escritura está inspirada por Dios», no solo sus partes (2 Ti 3:16).
Existen varias teorías que intentan explicar la manera en que Dios inspiró las Sagradas Escrituras.
1) La teoría de la intuición
Sostiene que la inspiración es un tema de percepción ejercida por genios religiosos con gran conciencia espiritual. Por el contrario, la inspiración es una obra especial de Dios, quien habla Su Palabra por medio de los escritores de la Escritura. El Espíritu dirigió a los escritores para que hablaran por Dios (2 Pe 1:21).
2) La teoría de la iluminación
Sostiene que el Espíritu Santo obra en todos los creyentes; Él obró en los redactores de la Escritura en un grado mayor, acentuando sus poderes normales. Por el contrario, la inspiración de las Escrituras es diferente en su clase, no solo en grado de cualquier otro tipo de «inspiración». Cada pasaje de las Escrituras es el resultado de la acción de Dios en la que pronunció su Palabra (2 Ti 3:16).
3) La teoría dinámica
Sostiene que Dios trabajó con escritores humanos para producir la Escritura. El Espíritu los guió a tener los pensamientos que Él deseaba, los cuales ellos los expresaron con sus propias palabras. Esta teoría ve correctamente a Dios y a los seres humanos como obrando juntos para crear la Escritura. Dios usó los estilos, vocabularios, y así sucesivamente, de los escritores para expresar Su Palabra. Pero esta teoría se equivoca cuando limita la influencia de Dios a los pensamientos de la Escritura. Él también pronunció las palabras (2 Ti 3:16).
4) La teoría verbal
Sostiene que el Espíritu Santo les dio a los escritores no solo los pensamientos, sino también las palabras, de modo que la Escritura contiene las mismas palabras que Dios quería escritas. Esto difiere de la teoría del dictado, porque aquí los autores humanos estaban activos. Esta teoría es correcta en lo que afirma, pero está incompleta. No afirma suficientemente el trabajo divino-humano de la teoría dinámica.
5) La teoría del dictado
Sostiene que Dios dictó las mismas palabras de la Escritura y que los escritores eran en gran medida pasivos. Esta teoría afirma con razón que las palabras de la Escritura son palabras de Dios, pero incorrectamente sostiene el dictado como el modo de inspiración. Aunque Dios dictó partes de la Escritura, los diferentes estilos y vocabularios de los escritores (p. ej., Lc 1:1–4) no permitirían un dictado de todo. En cambio, Dios es autor de la Biblia usando escritores humanos.
6) La postura neo-ortodoxa
Afirma que la ortodoxia sostiene el dictado divino de la Escritura. La revelación consiste en Dios mismo, no en las proposiciones sobre Él, sino en Sus actos en la historia de Israel y en Jesús. La revelación es subjetiva y sin apropiación no se produce ninguna revelación. Esta postura afirma la importancia de la revelación personal de Dios. Sin embargo, se equivoca de cuatro maneras.
Caricaturiza la ortodoxia. Los evangélicos rechazan la teoría del dictado, adoptando, en cambio, una postura orgánica en la que Dios y los autores humanos desempeñaron diferentes papeles.
Niega que la revelación personal haya ocurrido con palabras.
Dios se revela en hechos y palabras. Debido a que los hechos no se interpretan a sí mismos, Dios habla para interpretar Sus acciones.
Aunque las personas no se benefician espiritualmente de la verdad de Dios sin fe, la revelación ocurre independientemente de si se apropian o no de ella.
7) La inerrancia limitada
Se opone a la inerrancia total. La Escritura es inerrante en lo que pertenece a la fe y la vida, pero no necesariamente en asuntos de historia, ciencia y otras disciplinas. Esta postura niega que la Biblia sea un texto de historia o ciencia. Sin embargo, sus defensores se equivocan cuando enseñan que la Escritura tropieza en asuntos de historia, ciencia, etc.
Dios habla la verdad en Su Palabra. Sus propósitos son salvar y santificar a Su pueblo. Al escribir para cumplir esas metas, Dios habla con veracidad también de otros asuntos. La Biblia no habla con la precisión científica moderna, pero dice la verdad.
Algunos que sostienen la inerrancia limitada niegan la inerrancia, pero sostienen la infalibilidad, la cual definen como que la Escritura logra de forma infalible los propósitos de Dios. Esto hace mal uso de la palabra «infalibilidad» para enseñar inerrancia.
La Escritura utiliza varios géneros literarios para lograr los muchos propósitos de Dios, pero lo hace de manera inerrante. El concepto bíblico de la verdad involucra no solo la fidelidad, sino también la factualidad y la compleción (su cualidad de completa).
Aquellos que adoptan la inerrancia plena sostienen la veracidad completa de la Biblia sin negar su infalibilidad. La postura ortodoxa de la inspiración sostiene que Dios obró sobrenaturalmente con los escritores de la Escritura para que sus palabras sean completamente (plenaria) inspiradas (verbales) para producir la misma Palabra de Dios escrita y para lograr de forma dinámica todo lo que Dios pretende, incluyendo hablar la verdad (inerrancia).
CHRISTOPHER MORGAN • ROBERT A. PETERSON