Hazlo aunque sientas miedo - 2 Timoteo 1:7-0
Estudio Biblico
El miedo puede aparecer en nuestras vidas de muchas formas. Puede hacernos vacilar, inseguros y llenos de dudas. Puede tomar la forma de preocupación y ansiedad, afectando nuestro cuerpo físico de formas extremas. Y el miedo a cosas como abusos pasados o circunstancias dolorosas a menudo puede persistir durante años, afectando nuestras relaciones y apareciendo cuando menos lo esperamos.
Entonces, ¿de dónde viene el miedo? Es importante saber que el miedo no se origina en Dios. La Biblia dice: Porque Dios no nos dio un espíritu de timidez (de cobardía, de cobarde y de temor servil y adulador), sino [nos ha dado un espíritu] de poder y de amor y de mente tranquila y equilibrada ... (2 Timoteo 1: 7 AMPC). El miedo es un arma de nuestro enemigo, Satanás, que lo usa para evitar que avancemos y disfrutemos del futuro que Dios tiene para nosotros. Especialmente cuando sucede algo negativo, el enemigo quiere que nos concentremos en todos los "qué pasaría si" y que llenemos nuestras vidas de incertidumbre. Él desea desviar nuestro enfoque del amor y la fidelidad de Dios.
Verá, Satanás quiere que retrocedamos con miedo y vivamos vidas diminutas e inútiles. Sin embargo, Dios desea que vivamos libres de los efectos del miedo y vivamos vidas grandes y satisfactorias . Quiere que disfrutemos de la libertad y la creatividad, sin que el miedo los obstaculice.
Reconociendo el miedo en nuestra vida diaria
Creo que nos sorprendería si nos tomáramos el tiempo de darnos cuenta de la frecuencia con la que nuestras circunstancias y reacciones ante las personas están arraigadas en el miedo. También aprenderíamos mucho sobre nosotros mismos. Las personas a veces pasan toda su vida reaccionando a situaciones de formas que les impiden ser las personas que realmente quieren ser. Nunca se dan cuenta de que sus vidas se sienten vacías porque han permitido que el miedo dicte sus decisiones. Por ejemplo, tal vez quieras tener un bebé pero temes no ser un buen padre, así que sigues posponiéndolo. O tal vez tienes el sueño de escribir un libro, pero el miedo a que alguien rechace tu trabajo te ha impedido intentarlo. Incluso podría ser algo simple como el deseo de cambiar el color de tu cabello; tienes miedo de que no te guste, así que te conformas con mantenerlo como está.
El miedo no aparece solo en los grandes eventos. Siempre está al acecho, esperando tener la oportunidad de influir en tu vida, incluso si solo causa un vago sentimiento de temor o duda.
Por ejemplo, tal vez estés en una habitación disfrutando de una conversación con algunos amigos cuando de repente otra persona se une al grupo y de inmediato te sientes intimidado. Cuando esto sucede, el culpable es el miedo. Muchas veces, una reacción de miedo puede estar relacionada con un tipo de personalidad específico que te recuerda a alguien que te lastimó antes en tu vida. O quizás ve a la persona que lo intimida como más guapo o más educado que usted, y eso lo hace sentir inseguro. La verdad es que puede sentirse intimidado por numerosas razones, ninguna de las cuales está relacionada con la otra persona en absoluto. Cuando no entendemos cómo funciona el miedo, ¡incluso podemos comenzar a culpar a otros por nuestro malestar aunque no hayan hecho nada malo!
Siempre que se sienta intimidado o inseguro, lo mejor que puede hacer es preguntarle a Dios qué está pasando, luego observar y esperar a que Él le hable a su corazón y se lo muestre. La respuesta puede llevar tiempo, pero la Palabra de Dios promete que si buscas la verdad, la encontrarás y la verdad te hará libre (ver Juan 8:32).
Enfrentando el miedo
El miedo puede aparecer inesperadamente. Es por eso que uno de nuestros objetivos debería ser reconocerlo para que podamos abordarlo de inmediato. Creo que con demasiada frecuencia podemos acostumbrarnos a algo y simplemente aguantarlo cuando deberíamos enfrentarlo y superarlo. Recientemente, me despertaba alrededor de las dos o tres de la mañana y luego tenía dificultades para volver a dormirme. Después de dos noches de eso, me encontré yendo a la cama con una especie de miedo vago de que volviera a suceder, y efectivamente sucedió. Después de unas tres noches de lo mismo, Dios me recordó que podía orar y resistir a Satanás, la fuente de todo temor. Según la Palabra de Dios, el sueño de los justos debe ser dulce (ver Proverbios 3:24). Oré inmediatamente y me volví a dormir y no he tenido ningún problema desde entonces.
El miedo puede robarnos cualquier cosa si lo dejamos. Si caminamos en fe o en miedo es una decisión que debemos tomar muchas veces a lo largo de nuestra vida. No creo que sea exagerado decir que es posible que tengamos que tomar esa decisión todos los días.
Creo que muchas veces esperamos a que los sentimientos de miedo desaparezcan antes de tomar medidas. Sin embargo, cuando el Señor nos dice en Su Palabra que “no temas”, no está diciendo que nunca sentiremos miedo. Todos sentiremos miedo en distintos momentos de nuestra vida. Nos está diciendo que no permitamos que el miedo nos controle y nos impida seguir adelante. Cuando sentimos miedo, tenemos una opción: ¡podemos hacerlo con miedo!
Eso es el coraje. El verdadero coraje es avanzar frente al miedo. Todavía sientes miedo, pero estás decidido, con la ayuda de Dios, a enfrentarlo y seguir adelante de todos modos.
Gálatas 5: 1 dice: Es por la libertad que Cristo nos ha hecho libres. Estad firmes, pues, y no os dejéis cargar de nuevo por un yugo de esclavitud (NVI).
Satanás es muy astuto y no se rinde fácilmente. Supongo que podemos decir que nunca abandona por completo la esperanza de volvernos a llevar a la esclavitud. Por eso debemos vivir atentos, dispuestos a reconocer y afrontar de inmediato las cosas que nos roban la libertad en Cristo.
Avanzando un día a la vez
No dejes que el miedo te empuje otro día. Abre tu corazón a Dios, y Él te mostrará la verdad y arrojará Su luz en las áreas de tu vida que no comprendas. Si puede reconocer el miedo y aprender cómo funciona, puede liberarse de él. El Salmo 34: 4 es una de mis escrituras favoritas. Dice, busqué (le pregunté) al Señor y lo solicité [por necesidad y con la autoridad de Su Palabra], y Él me escuchó y me libró de todos mis temores (AMPC).
Te animo a que pases tiempo con Dios y estudies lo que dice Su Palabra sobre el tema. Pídale que descubra las áreas de su vida que están siendo impactadas por el miedo de alguna manera. Al hacerlo, no solo fortalecerá su fe, sino que también le dará el valor para enfrentar sus miedos y caminar paso a paso hacia una vida de libertad.
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