JOHN PIPER
La pregunta es de una oyente llamada Crystal, una mujer que aún no se ha casado y que tiene una pregunta sobre su actual novio y lo que significa estar en yugo desigual. Este es el correo electrónico de Crystal:
«Querido pastor John, gracias por sus episodios. Los espero cada semana. Me gustaría preguntarle sobre el tema del yugo desigual. Estoy en una relación seria que se dirige al matrimonio con un hombre que se convirtió en cristiano. Pero él parece tomar a Cristo mucho más a la ligera que yo. He compartido con él mi deseo de construir una familia centrada en Cristo y con frecuencia he tratado de dirigirlo hacia Cristo. Él está de acuerdo. Pero por sus acciones, no parece que Cristo sea realmente el número uno en su corazón. Me esfuerzo por animarle a tener una mayor reverencia hacia Dios sin que parezca que soy una persona muy crítica. Pero siempre tengo esta preocupación persistente. ¿Estoy obedeciendo a Cristo al continuar esta relación cuando mi novio es menos vibrante espiritualmente? ¿Nos convertiría eso en un yugo desigual? En mis círculos, parece que hay pocos hombres cristianos solteros que sean espiritualmente maduros para elegir, y sospecho que no soy la única mujer que se enfrenta a este dilema».
No, sospecho que no. Déjame repasar lo que acabo de escuchar porque es bastante desalentador.
Esta joven está en una relación que se dirige al matrimonio.
Ella está insatisfecha con la manera tan casual en que su novio toma a Cristo.
Ella piensa que sus acciones no muestran que Cristo es el número uno en su corazón.
Ella desea que él tenga una mayor reverencia por Dios.
Ella lo ve como no vibrante espiritualmente.
Así que me parece que es muy consciente de la advertencia de Pablo de que los cristianos solo deben casarse «en el Señor» (1 Co 7:39), es decir, casarse con otros cristianos, y está tratando de discernir si esa clara delimitación también implica que una mujer cristiana seria no debe casarse con un hombre cristiano apático.
La ociosidad en un pretendiente
Ahora, mi respuesta corta desde lo poco que sé de su caso es esta: no, ella no debería. Ahora permíteme dar algunas razones de por qué sería tan franco, para luego retroceder con una ligera aclaración al final. Empecemos:
Ahora bien, hermanos, les mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que ustedes recibieron de nosotros (2 Ts 3:6).
El problema que había en Tesalónica era que algunos de los miembros de la iglesia, tal vez porque pensaban que el día del Señor estaba tan cerca, no se estaban sustentando con el trabajo y se estaban convirtiendo en entrometidos y holgazanes en la iglesia. Pablo no llegó a la conclusión de que no eran cristianos, todavía no. Pero dijo, y lo llamó un mandato «en el nombre de nuestro Señor», nada menos; y lo reforzó: que los demás cristianos de la iglesia debían mantenerse alejados de los holgazanes, una especie de ostracismo santo, con la esperanza de que esto los avergonzara y los llevara al arrepentimiento y la obediencia.
Ahora, la analogía que estoy trazando entre la desobediencia involucrada en la pereza y la ociosidad en Tesalónica, y el tipo de letargo espiritual aparente en el novio de Crystal, es que hay desobediencia en ambas partes.
Toma a Cristo y Su palabra de manera casual.
Cristo no parece ser el número uno en su corazón.
No manifiesta una reverencia seria.
No tiene vitalidad espiritual.
Otra palabra para eso es desobediencia.
Está desobedeciendo el mandato que presenta Pedro: «crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 P 3:18).
Está desobedeciendo el mandato de Apocalipsis 3:16 de que no debemos ser tibios, no sea que Jesús nos escupa de Su boca.
Está desobedeciendo el mandato que da Pablo: «No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu» (Ro 12:11).
Está desobedeciendo el mandato de «Servir al Señor con alegría» (Sal 100:2).
Está desobedeciendo el mandato de ser «fortalecido en el Señor y en el poder de Su fuerza» (Ef 6:10).
Está desobedeciendo el mandato de amar a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas y con toda su mente (Lc 10:27).
Esta lista podría seguir y seguir. No puedo imaginarme a Pablo diciendo a las jóvenes de Tesalónica: «Ahora estoy llamando a toda la iglesia a mantenerse alejada de los hombres cristianos que andan en ociosidad, pero está bien si te enamoras de uno y te casas con él». Necesitas pasar un buen tiempo y ver si se producen o no algunos cambios que demuestren otro tipo de carácter.
Cristo, Su Iglesia y la pareja
Luego, considera lo que es realmente el matrimonio diseñado por Dios: «Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (Gn 2:24). El término una sola carne significa algo muy profundo. Esa unión corporal en la relación sexual es la expresión física de una unión mucho más profunda de corazón y alma, que apunta a la relación de pacto entre Cristo y la iglesia.
Pablo cita ese mismo texto, Génesis 2:24, y luego dice: «Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia» (Ef 5:32). No hay nada en las relaciones humanas comparable a la profundidad de la unión de personas entre un esposo y una esposa en relación de pacto mientras buscan reflejar a Cristo y la iglesia. Es la más profunda de las relaciones humanas.
Por lo tanto, una mujer o un hombre que contempla el matrimonio debe hacer un balance con la más alta seriedad: ¿seré capaz de procurar una unión tan profunda de corazón, mente y cuerpo con esta otra persona?
Trayectoria espiritual
Lo último sobre lo que quiero llamar la atención es esto: una mujer debería preguntarse si el hombre con el que está pensando en casarse está creciendo en el tipo de madurez y carácter que lo convertirá en un líder espiritual responsable y semejante a Cristo en el hogar. Las mujeres cristianas no están llamadas en el matrimonio a guiar a sus pobres maridos. La Biblia dice que el esposo debe ser la cabeza de su esposa y de su familia. Hay una madurez espiritual, una fuerza de carácter que precede a este liderazgo. Eso es lo que ella debería buscar.
Ahora, aquí es donde dije al principio que daría una ligera aclaración a mi declaración de que Crystal no debería procurar casarse con este hombre. La aclaración es la siguiente: es muy posible que un hombre que es un nuevo creyente no tenga todavía los fundamentos bíblicos o la enseñanza que le permita crecer hasta convertirse en el tipo de líder espiritual maduro y responsable para el que está destinado. Esto significa que una mujer que considere casarse con un hombre espiritualmente inexperto debe tener mucho discernimiento en cuanto al tipo de rasgos de carácter que ve surgir en él, lo cual puede indicar que está o no en camino a la sabiduría, el conocimiento, la fortaleza y la humildad que se requieren para el liderazgo bíblico en su familia.
Esta es la prueba que le animaría a hacer: ¿Está deseoso y creciendo humildemente? ¿Está sin entusiasmo y sin respuesta? ¿O se resiste y está a la defensiva? Puedo ver esas tres posibilidades: (1) deseoso de crecer humildemente, (2) poco entusiasta e insensible, o (3) resistente y a la defensiva. Esas son las tres respuestas que puedo ver que tiene un joven convertido cuando un líder cristiano, como un pastor, trata de ayudarlo; se le dan libros cristianos; o su novia cristiana le señala la madurez bíblica. Creo que es posible que una mujer espiritualmente sabia vea los rasgos de carácter emergentes de liderazgo, madurez, sabiduría, humildad, gracia y fuerza mientras lo observa responder. ¿Cómo responde él a toda la información cristiana que debería estar buscando y recibiendo?
Si ve entusiasmo, receptividad, capacidad de respuesta y crecimiento, puede animarse a seguir avanzando. Pero si observa falta de respuesta, pereza, falta de interés, falta de celo, o peor, resistencia y actitud defensiva, me parece que estaría pidiendo una vida de frustración al avanzar en esa situación. Así que, Crystal, que el Señor te dé mucha sabiduría y valor en esta relación. No dudes de la providencia de Dios buena, sabia y amorosa en tu vida si crees que es prudente frenar esta relación. Dios está a tu favor mientras caminas en Su voluntad.
Enfoque singular
Eso es bueno: mejor quedarse soltera que casarse con un hombre que es cristiano de nombre y espiritualmente apático.
Sí, absolutamente diría eso. Si vamos a hablar de eso con algún detalle, dedicaría un buen rato a exaltar las virtudes y posibilidades de la soltería, porque creo que no se ha hecho lo suficiente en la iglesia con respecto a ayudar a los solteros a tener una visión de su vida mientras están solteros, y que la soltería puede durar toda la vida.
Puedo señalar a dos o tres mujeres mayores solteras notables en nuestra iglesia a lo largo de los años, cuyas vidas fueron absolutamente impresionantes en su utilidad ejemplar en todos los niveles, en las familias, entre los niños, en los estudios bíblicos y la enseñanza de la Biblia, y en el servicio y en el extranjero. Si una mujer o un hombre, en cualquier caso, se hace cargo de la vocación que Pablo realmente imaginó para su propia soltería, no creo que vean la ausencia del matrimonio como la catástrofe que algunos creen que es. Pero yo amo el matrimonio. Creo que el matrimonio es el camino ordinario de Dios para la raza humana, pero no para todos.
Así que sí, la respuesta a esa pregunta en mi mente es la siguiente: mejor ser un soltero piadoso, fructífero, obediente y devoto que una persona que está constantemente lamentando que su pareja no parece entenderlo espiritualmente y sigue siendo una especie de fracaso espiritual nominal toda su vida.
Otra cosa que hay que decir es que si estás casado con una persona así, deberías mantenerte así. La gente me pregunta: «¿Cómo sé si estoy casado con la persona correcta?». La respuesta es esta: mira el nombre en el certificado de matrimonio. Esa es la respuesta. Dios no fomenta el divorcio porque uno de los cónyuges no sea creyente o sea un creyente nominal. Aprendes a crecer en gracia con lo que Dios te ha dado.
El elevado llamado del liderazgo
Y aquí también hay un llamado urgente para que los hombres, los solteros, sean discipulados y estén listos para el matrimonio. Y ese es otro tema.
Oh, sí, es un tema totalmente distinto. Espero que cualquier joven soltero que nos escuche no se sienta principalmente golpeado o desanimado, sino que diga:«Bien, tengo una descripción de mi labor. Si tengo que pensar en términos de matrimonio a largo plazo, la Biblia dice que piense en términos de crecer en el hombre humilde, semejante a Cristo, sabio, fuerte, con discernimiento y maduro que pueda guiar a una mujer piadosa, madura, valiente, fuerte y elocuente». Esa es realmente la manera de pensar en la vida, creo, si no están dedicados a la soltería. El único tipo de hombre que una mujer quiere es un hombre maduro y piadoso. El único tipo de mujer que un hombre quiere es una mujer madura y piadosa. Por lo tanto, el hombre tiene que avanzar para ser su cabeza.
Solo me gustaría matizar una cosa aquí. Eso puede hacer que algunos hombres piensen: «Oh, tengo que tener un alto coeficiente intelectual» o «tengo que tener las mismas notas en clase». Bueno, eso no es cierto. Eso no es cierto. Tú puedes ser un líder piadoso, que toma la iniciativa, que ama, que lleva la carga, que protege, que provee, con una esposa que es mucho más inteligente que tú. Sí, tú puedes. Podemos hablar de eso largo y tendido.