Cuando Dios nos hizo libres por medio de la muerte de Cristo, pagó un precio muy alto. Por eso, no debemos hacernos esclavos de nadie.
1 Corintios 7:23
Un esclavo es alguien que está dominado por una pasión o por un vicio que necesita para vivir o para sentirse bien, o que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra persona, el Apóstol Pablo se expresaba de sí mismo como esclavo de Jesucristo (Yo, Pablo, esclavo de Cristo Jesús y elegido por Dios para ser apóstol y enviado a predicar su Buena Noticia Rom 1:1), precisamente porque el precio pagado en la cruz es insuperable por otra persona o actividad.
El trabajo, la pareja, el ocio, el estudio, el alcohol, las drogas, las redes sociales, la comida, la pereza, la apariencia, las riquezas, y la lista podría continuar con todo lo que el mundo ofrece, ello puede convertirse en amos que nos pueden desviar del propósito que Dios tiene.
Es muy fácil saber cuando algo o alguien quiere enseñorearse sobre tu vida, cuando tienes excusas para no tener tiempo de oración y lectura de la palabra, es decir, cuando Dios deja de ocupar el primer lugar de importancia y de atención. Si ese es tu caso, acércate al Señor en humildad y pide su perdón, tendrás una nueva oportunidad para tomar decisiones y transformar esos malos hábitos; retoma tu vida devocional y el ejercicio de tus dones espirituales, agrada a tu Dios, pues el precio que pago por liberarte del pecado fue muy alto en la cruz.