Este debería ser el artículo más corto en la historia de Coalición por el Evangelio. Un líder de alabanza dirige el tiempo de música en su congregación. Es bastante obvio… ¿cierto?
Con todo, si somos honestos, las preguntas como «¿Qué hace un director de alabanza?» abundan en eventos relacionados con la música y el ministerio de adoración. ¿Cuáles son las tareas principales del líder musical? ¿Hasta dónde llega su responsabilidad? ¿Qué debería hacer, en qué debería concentrarse?
En nuestra cultura evangélica, muchos líderes de alabanza empiezan a preguntarse si parte de su rol debería de ser grabar un disco, organizar eventos junto con otros artistas cristianos, salir de gira con sus músicos para poder «ir hasta los confines de la tierra para ministrar al pueblo de Dios». Estas cosas no son pecaminosas ni tienen nada de malo en sí mismas… el problema está en que se han interpretado como la regla para muchos líderes de alabanza.
También podemos llegar a creer que nuestro llamado a servir se resume en sacar canciones, ensayarlas, ser un «animador» para que la congregación cante o dance y —el peor error de todos— ser quienes «llevan a la iglesia a la presencia de Dios».
Líder de alabanza: tu trabajo no es «hacer que las cosas sucedan». El Espíritu Santo trabaja en el corazón de cada creyente para que alabe al Señor. El único intermediario entre Dios y Su pueblo —quien nos da acceso a la presencia del Padre— es Jesucristo, no nosotros.
Entonces, ¿cuáles son las responsabilidades de un líder de alabanza? ¿Qué debe de hacer y en qué debería enfocarse?
Para iniciar, debemos recordar que el director de alabanza debería llenar los requisitos bíblicos de un diácono. Además, podemos enumerar cinco tareas cruciales que todo líder de alabanza debe llevar a cabo:
1. Un buen líder de alabanza crece en sus disciplinas espirituales.
Las disciplinas espirituales son esenciales para todo creyente; el líder de alabanza no es la excepción. Tristemente, este aspecto suele descuidarse al momento de nombrar a un director musical; lo primero que se busca son «los dones». Las habilidades musicales son importantes, pero sin una vida espiritual sana y robusta, un líder de alabanza no llegará muy lejos al intentar cumplir su labor.
La tarea principal del director de alabanza es discipular y servir a la iglesia a través del regalo de la música. ¿Cómo podrá alguien discipular y servir a la iglesia si él mismo no practica la lectura, la meditación y el estudio serio de la Biblia… si no ora y no ofrece adoración personal al Señor?
2. Un buen líder de alabanza crece en sus dones y habilidades.
Los dones que Dios nos ha dado son para el servicio y la edificación de la iglesia (1 Co 14:12). Entender esto nos debe hacer conscientes de nuestra responsabilidad, no solo de cuidar estos talentos, sino también de hacerlos crecer. Debemos ser buenos mayordomos del liderazgo y las habilidades musicales o técnicas que Dios nos ha dado.
El líder es responsable de los recursos a su alcance —como videos o clases— y permanece creciendo para la gloria de Dios y bendición de Su pueblo. Vivimos en la época de la información. Existen muchísimas maneras de continuar aprendiendo y puliendo nuestro oficio.
3. Un buen líder de alabanza conoce a —y convive con— su iglesia local.
Un líder que sirve a su iglesia debe conocer a su iglesia. No solo saluda a los miembros de la congregación al final de la reunión, sino que participa y convive con ellos en los grupos pequeños y en las diversas actividades organizadas por la iglesia.
Pasar tiempo con tu familia espiritual te llevará a saber cómo servirlos, amarlos y discipularlos a través del don de la música. Entender en qué etapa se encuentra tu iglesia y qué es lo que está viviendo informará la manera en que la Palabra de Dios cantada puede ministrar sus corazones.
4. Un buen líder de alabanza discipula a más líderes de alabanza.
Muchos líderes fallan en la formación de otros líderes, a veces por falta de experiencia (nunca se nos ha ocurrido hacerlo) y otras por la mala motivación del corazón (querer ser vistos como algo especial y único dentro de la iglesia).
Con todo, es crucial desarrollar a otros líderes que compartan el trabajo y la responsabilidad de amar y servir a la iglesia a través del don de la música. Líderes que traigan más dones, experiencia y visión al ministerio. Líderes que no solo te apoyen, sino que también te reten a llevar a cabo tus tareas de mejor manera cada día, para edificar la iglesia y servirla.
Esto no tiene que ver necesariamente con un «sistema» o «programa» de desarrollo de líderes, sino más bien de una experiencia de amistad en Cristo. En este contexto de comunidad se puede fomentar el crecimiento en habilidad y liderazgo, construir una visión de ministerio y desarrollar grupos de músicos espiritualmente sanos.
5. Un buen líder de alabanza prepara la liturgia del servicio dominical.
La liturgia es el orden de los elementos en un servicio de adoración dominical. Si bien los detalles dependen de la denominación de la iglesia, podemos afirmar que los elementos principales de una liturgia dominical son los siguientes:
Música
Predicación
Ordenanzas
Ofrenda
Previo a la Reforma Protestante, el culto dominical era algo incomprensible para muchos. Las personas asistían a cultos que no eran en su idioma; los miembros de la iglesia eran solo espectadores de algo que realmente no entendían. Fomentar de nuevo la participación de la iglesia en el culto al Señor fue uno de los mayores logros del movimiento de la Reforma.
La liturgia de nuestras iglesias debe afirmar, enseñar y guiar a la iglesia en una «conversación» sobre las verdades fundamentales de la Biblia respecto a Dios y Su relación con el ser humano.
Esta, por ejemplo, es la liturgia de nuestra iglesia local. Se divide en cinco partes principales:
Llamado a la alabanza: Dios llama a Su pueblo a adorarle.
La reunión dominical de la iglesia inicia con una lectura bíblica mostrando a la iglesia que Dios nos llama a adorarle por lo que Él es y por lo que Él ha hecho.
Llamado a la confesión de pecado y afirmación de la seguridad de perdón: Dios llama a su pueblo a estar en Su presencia.
La reunión dominical puede incluir lecturas bíblicas y cantos sobre confesión de pecados, entendiendo que cuando nos acercamos a la presencia de Dios es necesario reconocer nuestro pecado delante de su santidad.
También incluimos lecturas y cantos que hablen de la seguridad de perdón que tenemos cuando confesamos nuestros pecados delante de Dios.
Predicación de la Palabra: Dios habla a Su pueblo a través de la Escritura.
Una vez que hemos cantado a Dios por lo que Él es y lo que Él ha hecho, y que hemos confesado nuestros pecados recordando Su perdón, nuestro corazón está listo para escuchar la Palabra predicada.
Al haber escuchado la palabra de Dios podemos ser obedientes a ella y practicar las ordenanzas para la iglesia:
Santa Cena
Bautismos
Respuesta en adoración: La iglesia responde en alabanza a la Palabra expuesta.
Cuando la iglesia ha escuchado la Palabra y practicado las ordenanzas de Jesús, puede responder en alabanza por la gracia de Dios.
Cantamos y leemos pasajes relacionados al agradecimiento o a sermón que escuchamos
En esa misma actitud de adoración, recordamos que las ofrendas son adoración a Dios y las recogemos en este momento.
Comisión a la iglesia: Dios envía a la iglesia a ser sal y luz en el mundo.
Agradecemos a Dios por la oportunidad de haber cantado, orado, confesado y escuchado el evangelio.
Leemos en la Palabra una bendición o un mandato a la iglesia para vivir en misión (los unos a los otros) al esparcirse por la ciudad, para dar testimonio del evangelio que hemos creído.
El líder de alabanza debe tener la habilidad y el conocimiento bíblico para preparar la liturgia domingo a domingo. El orden del servicio dominical y el pasaje de la predicación son centrales para determinar cuáles son las canciones que se entonarán, los textos que se leerán y las oraciones que se elevarán durante la reunión. Todo esto, por supuesto, requiere que tengamos una comunicación clara y estrecha con el pastor encargado de la predicación para poder planificar la liturgia con excelencia.
OSCAR MORALES