Vv. 17—25. Pablo había sido criado en el saber judío; pero la clara predicación de Jesús
crucificado era más poderosa que toda la oratoria y filosofía del mundo pagano. Esta es la suma y la
sustancia del evangelio. Cristo crucificado es el fundamento de todas nuestras esperanzas, la fuente
de todo nuestro gozo. Nosotros vivimos por su muerte. La predicación de la salvación de los
pecadores perdidos por los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios, si se explica y aplica
fielmente, parece locura para los que van por el camino de la destrucción. El sensual, el codicioso, el
ambicioso, el orgulloso, por igual, ven que el evangelio se opone a sus empresas preferidas. Pero los
que reciben el evangelio, y son iluminados por el Espíritu de Dios, ven más de la sabiduría y el
poder de Dios en la doctrina de Cristo crucificado, que en todas sus otras obras. —Dios dejó a una
gran parte de la humanidad librada a seguir los dictados de la razón jactanciosa del hombre, y el
hecho ha demostrado que la sabiduría humana es necedad, e incapaz de encontrar o retener el
conocimiento de Dios como Creador. Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación. Por la locura de la predicación, no por lo que justamente podría llamarse predicación
loca, sino que la cosa predicada era locura para los hombres sabios según el mundo. El evangelio
siempre fue, y será, necedad para todos los que van por el camino de la destrucción. El mensaje de
Cristo, entregado con sencillez, ha sido siempre una piedra de toque por la cual los hombres pueden
saber por qué camino viajan. Pero la despreciada doctrina de la salvación por fe en el Salvador
crucificado, Dios en naturaleza humana que compra a la Iglesia con su sangre, para salvar a
multitudes, a todos los que creen, de la ignorancia, el engaño y el vicio, ha sido bendecida en toda
época. Los instrumentos más débiles que Dios usa, son más fuertes en sus efectos que los hombres
más fuertes. No se trata que haya necedad o debilidad en Dios, sino que lo que los hombres
consideran tales, superan toda su admirada sabiduría y poder.