32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,Y en cuyo espíritu no hay engaño.
32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesosEn mi gemir todo el día.
32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,Porque si no, no se acercan a ti.
32:10 Muchos dolores habrá para el impío;Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.