4:2 Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús;
4:3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;
4:4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;
4:5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;
4:6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.
4:7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.
4:8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.
4:9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;
4:10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;
4:11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,
4:12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.
4:13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
4:14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
4:15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
4:16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
4:17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
4:18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.